Javier Zárate es un ex jugador de Árbol Verde al que la vida le jugó una mala pasada. En 2011, protagonizó un gravísimo accidente en moto que lo dejó parapléjico. Sin embargo, lejos de rendirse, canalizó el dolor, transformándolo en amor y solidaridad. Actualmente tiene una escuelita de fútbol a la que asisten unos 140 chicos muy humildes del Barrio Valle Grande, de Rawson. También preside la Asociación Civil Gotas de Esperanza.
«A la escuelita asisten chicos y chicas de distintas edades, desde los 6 años. Necesitamos ayuda con indumentaria: medias, pantalones cortos, camisetas, chalecos para entrenar y arcos para poder hacer fútbol. Conmigo colaboraran Daniel Delendati, Gustavo Alvarez, Maxi Pérez, Verónica Castro y un grupo de jóvenes como Ismael, Marcos, Daniel. También contamos con la ayuda de mi señora María Eugenia y un grupo de chicas (Magalí, Marianela, Emilia, Bety, Laura y Johana) que después de los entrenamientos entregan una rica merienda.
Todos tienen algo en común: sueñan con un terreno para poder hacerle una cancha a los chicos de la escuela. «Sería hermoso poder tener nuestra propia cancha de once y ser local en el barrio. Hay un terreno que limpiamos entre los vecinos para poder entrenar con los chicos. Es un baldío del IPV y ya hemos presentado el expediente«, contó Javier en diálogo con La Excusa Deportiva.
En cuanto a la situación de los chicos que asisten a entrenar y jugar, Zárate comentó que «es complicada la calidad de vida que llevan, más ahora en pandemia. Están pasando días difíciles, a veces no tienen zapatillas para venir a entrenar o con la zapatillas que asisten a la escuela vienen a entrenar. A veces algunos chicos van a buscar la copa de leche a nuestro merendero por la situación económica que están pasando en sus casas».
«Es muy triste ver la situación de los chicos. A mí me pone muy triste todo esto porque quisiera comprarles botines zapatillas, camisetas, pero lamentablemente no cuento con los recursos necesarios para poderles hacerlo», concluyó.